Relato 02

by - junio 19, 2020

Abrí el armario decidida a encontrar un look aceptable al menos. Seguía sin estar del todo decidida a ir a aquella cita a ciegas, pero Nacho me había insistido tanto que me parecía feo darle plantón a su amigo. No recordaba ni su nombre, solamente que trabajaban en la misma oficina, que jugaba en su equipo de baloncesto y que le encantaba Star Wars. Al menos tendríamos tema de conversación. Nacho y yo habíamos hecho juntos más de uno y más de dos maratones de todas las películas y sería agradable poder compartir eso con alguien más. Nunca había salido con otro fan y tengo que reconocer que eso fue lo que más me animó a ir. 

Descarté todos los vestidos que me iba encontrando. Demasiado corto, demasiado escote, demasiado largo, demasiado amarillo… Un momento, ¿desde cuándo tenía yo un vestido amarillo? ¡Con lo mal que me sienta ese color! Acabé con unos vaqueros pitillo, una blusa blanca suelta y una cazadora roja. Siempre he sido muy de básicos. Me hice una coleta, me maquillé un poco y busqué la dirección en Google Maps. Mi cita (qué americano sonaba eso) me esperaba en un restaurante italiano del centro y decidí no coger el coche. Al menos podría refugiarme en el vino si la cita resultaba ser un desastre.

Llegué casi veinte minutos tarde por culpa del dichoso metro y entré a toda prisa. Me paré en seco cuando me di cuenta de que no tenía ni idea de cómo era el chico al que estaba buscando. Miré por las mesas y en una de ellas había una cara conocida. Me saludó con la mano y me acerqué. 

—¿Nacho? ¿Qué haces aquí? No me digas que al final tu amigo no ha venido… Si es que lo sabía, con toda la pereza que me daba venir, ya te lo dije yo, que lo de las citas a ciegas nunca sale bien. 
—Tienes razón, por eso esto no es una cita a ciegas. Siéntate conmigo. 
—¿Saben ya lo que van a tomar? —nos interrumpió un camarero. 
—Sí, una botella de vino espumoso de momento. Ahora decidimos el resto. —No pensaba renunciar al vino. Le observé irse y miré a Nacho—. ¿Qué está pasando? ¿Qué significa eso de que no es una cita a ciegas? 
—Pues eso, que no lo es. No es que mi amigo te haya dado plantón, es que no habías quedado con él. Habías quedado conmigo. Pero si te decía que quería salir contigo una noche te lo habrías tomado a cachondeo, así que me inventé a mi amigo y te convencí para una cita a ciegas a pesar de que sé que no te gustan. Esperaba que al verme aquí decidieras darme una oportunidad al hecho de que a lo mejor podemos ser algo más que amigos. No te estoy pidiendo nada más, solo una oportunidad de ver si funcionamos como algo más.

Afortunadamente llegó el camarero con la botella de vino y nos lo sirvió enseguida. Me bebí la primera copa casi sin respirar mientras asimilaba lo que acababa de oír. 

—Joder, Nacho… que me has mentido en la cara. 
—No te lo tomes así, anda. Ya te he dicho cuáles eran mis intenciones. ¿Podrás darme una oportunidad esta noche? Tengamos una cita en condiciones y si al final de la noche no ha funcionado seguiremos siendo únicamente amigos. Pero creo que merecerá la pena intentarlo. 
—¿Tú crees? 
—Bueno, esta sigue siendo tu primera cita con un fan de Star Wars, ¿no? Siempre has dicho que querías salir con alguien que fuese fan y resulta que hoy tienes esa oportunidad. 
—Eso es verdad —me reí—. Bueno, vamos a ver qué pasa. 

Para cuando llegó la comida ya no había ni rastro del ambiente incómodo del principio. Cuando compartimos el tiramisú del postre, dos botellas de vino después, se me habían olvidado las reticencias en cuanto a tener una cita de verdad con Nacho y cuando me besó de camino a nuestro barrio me resultó mucho más íntimo y natural de lo que jamás habría imaginado. Compartimos el beso más largo de mi vida en mi portal y entonces Nacho se decidió a preguntarme. 



—¿Qué te ha parecido la cita? ¿Crees que deberíamos volver a ser solamente amigos o podemos darle una oportunidad a esto de ir un poco más allá? 

Le besé como respuesta. A la mierda mis reticencias. Fue la mejor cita no a ciegas de la historia.

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