Somos muchos los que tenemos manías (unas muy curiosas, otras no tanto) cuando leemos o cuando escribimos. Manías que nos acompañan, que definen nuestros procesos y que nos hacen sentirnos mejor. Hoy vengo a contaros las mías.

Una de las más importantes es que no me gusta dejar capítulos a medias y no lo hago a no ser que no tenga más remedio. Si yo calculo que no me va a dar tiempo a terminar el capítulo directamente prefiero no empezarlo que quedarme a medias. Ahora, si el capítulo que acabo de terminar lo hace en un cliffhanger entonces lo pasaré muy mal hasta que pueda volver a ponerme a leer.

Soy de las que no dobla las páginas de los libros en papel y a cambio prefiere usar cualquier ticket o papel como marcapáginas si no tengo uno a mano, aunque desde que leo sobre todo en digital ese problema ha disminuido considerablemente. Y siempre, siempre llevo mi Kindle en el bolso cuando salgo de casa porque nunca se sabe cuándo vas a tener que esperar un rato en el médico, en el transporte público... Y, como todo el mundo sabe, cualquier espera es mucho más amena si puedes usarla para leer.

Como veis son unas cuantas... pero también tengo mis manías a la hora de escribir. Puedo bocetar o apuntar ideas casi en cualquier lado y de cualquier forma, pero cuando se trata de plasmarla sobre el papel o sobre el ordenador ya es otra cosa. Por ejemplo, siempre tengo que tener una bebida a mano. Suele ser agua o café, aunque en verano admito también frappuccinos. Y esa bebida siempre está a la derecha del ordenador. Porque cada cosa tiene su sitio, y unas van a la izquierda del ordenador, como el móvil o algo de comer si es el caso, y otras a la derecha (la bebida, estuche, cuaderno y bolis para notas en papel...).

Siempre escribo en Scrivener y tengo abierto el tablero de Pinterest del proyecto en el que esté trabajando. De fondo suelo tener música o ruido ambiente (nunca ruido blanco, lo odio) porque no soy capaz de escribir en silencio. Simplemente no me sale. 

Otra de mis manías es que me gusta que los capítulos tengan un número de palabras parecido para que unos no sean demasiado largos y otros demasiado cortos, así que es algo que miro bastante. Tengo que escribir de forma lineal porque si escribo escenas sueltas luego me cuesta muchísimo unirlas. Esto hace que a veces me atasque en algún punto y me cueste mucho salir de ahí, pero más me cuesta unir trocitos desperdigados por ahí. Y para terminar os cuento que nunca me veréis escribiendo con el pelo suelto, siempre en moño o coleta para que no me moleste en la cara.

¿Compatimos alguna manía? ¿Me contáis las vuestras?