Encontrar tiempo para leer

by - diciembre 08, 2019

Para poder escribir bien hace falta leer mucho. Parece lógico, ¿verdad? Aunque no todo el mundo ve la relación ni la necesidad, pero bueno, vamos a dar por hecho que estáis de acuerdo conmigo en ese punto. 

Aunque leer sea un placer, aunque te encante devorar página tras página de todo lo que caiga en tus manos, la triste realidad es que (casi) todos tenemos un trabajo, una casa que mantener y unas relaciones sociales que nos quitan tiempo de leer y de escribir, aunque de eso último ya hablaremos en otra entrada. Yo siempre he leído mucho, y muy deprisa. Y claro, cuando era niña o adolescente y las únicas obligaciones que tenía eran el colegio o el instituto tenía muy fácil leer varios libros a la semana. Con decir que cuando mis padres querían castigarme lo hacían sin leer porque era lo que más me afectaba... mi madre lo cuenta mucho y a la gente le asombra, pero es que yo era una niña pegada a un libro permanentemente. En la universidad esa cifra fue bajando y recuerdo con mucha claridad el último año, cuando apenas leí unos 30 libros no relacionados con la carrera. Me pareció horrible porque siempre había superado los 90 o 100 libros anuales sin problemas. Y lo cierto es que pensaba que ese sería el peor año en cuanto a mis lecturas... y resulta que me equivocaba. Qué inocente era.

Hace un par de años ni siquiera llegué a leer 10 libros en todo el año. Fue el primer año que empecé a trabajar a jornada completa y descubrí que para mí ese era el mayor obstáculo para poder leer al ritmo que siempre había mantenido: el trabajo. Se lleva la mayor parte del día y llego a casa agotada. Además, no puedo leer en el transporte público por dos motivos: el primero, me mareo. El segundo, que me meto tanto en el libro que me paso de parada. Me han pasado las dos cosas varias veces, así que para el transporte público o los viajes me limito a la música o a los podcast. Pero decidí contraatacar de otra forma: mi Kindle va conmigo a todas partes en el bolso y aprovecho cualquier rato para sacarlo y leer algunas páginas. Me da igual en la sala de espera del médico o del hospital, en la cola del autobús, en el andén del metro... He estado leyendo muchos ratos muertos en el trabajo y cuando por el horario que tenía me tocaba comer sola comía siempre leyendo. De hecho, es algo que sigo haciendo si estoy en casa y mi pareja no está. 



Cuando me resulta más difícil hacerlo es el rato de antes de acostarme, porque si el libro me ha enganchado no tengo fuerza de voluntad para parar aunque me caiga de sueño. Ya me ha pasado mirar el reloj y que me hayan dado las cinco de la mañana terminando una novela, porque no podía parar hasta llegar al final. Así que intento evitar ese rato por poder rendir al día siguiente en el trabajo y esas cosas. En definitiva, para mí leer en digital es una gran ventaja porque me permite llevar el Kindle en cualquier bolso (es pequeño y apenas pesa) y sacarlo en cualquier rato muerto que tenga.

Incluso para mí, que adoro leer y me encanta perderme en un libro en cuanto tengo un rato, hay rachas en las que es más difícil sacar tiempo o es más difícil tener el estado anímico de embarcarte en una nueva historia. Justo acabo de pasar por una de esas rachas. Pero todas las rachas se acaban, incluida esa, y hay que seguir usando cualquier ratito para avanzar unas páginas.  

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