La frase de la semana (5): la rutina de escribir
Septiembre es, por excelencia, el mes de la vuelta a la rutina, de la vuelta al cole y del inicio del año escolar que todavía tenemos presente incluso aquellos que ya hemos dejado de estudiar hace tiempo. Decidí tomarme unas vacaciones improvisadas del blog en agosto (porque mi idea era, aunque yo estuviera de vacaciones, dejar unas entradas programadas, pero no pudo ser), coger un poco de aire y volver con energías renovadas al blog y a mi novela al inicio de este curso escolar.
Mi idea es retomar el intento de crear una rutina para escribir. Seguro que lo habéis oído mil veces: lo importante que es crear el hábito, la rutina, escribir todos los días. Y es cierto que es importante, porque partimos de la base de que si tienes un trabajo para poder pagar las facturas (relacionado o no con la escritura) te va a ocupar la mayor parte del día. A esto le sumamos el mantener una casa con sus tareas correspondientes, que es algo que yo estoy aprendiendo ahora en este primer año de persona independizada, y el dedicarle tiempo a tu pareja, familia, amigos y, en definitiva, hacer vida social. Por no hablar del ocio, claro, porque también apetece tener tiempo para leer, ver series o películas, pasear... Y sí, los días siguen teniendo solamente 24 horas. Por esto es tan importante el tener un ratito fijo para poder escribir. Al menos para mí, porque si no tengo ese rato reservado en mi cabeza y en mi agenda lo ocuparé con otras cosas, relegando el ponerme un rato a teclear. Y como ya sabéis, tu historia no va a escribirse sola.
Soy consciente de que no soy la única a la que le pasa esto, y creo que es un gran consejo intentar sacar un rato todos los días para poder escribir. Porque al fin y al cabo, como dice la frase de Nora Roberts (una de mi autoras de romántica favoritas) que he elegido para esta semana, no se trata de que encuentres tiempo para escribir, sino de crearlo. El tiempo para escribir (o para hacer cualquier otra actividad, ya que estamos) no nace sin más. Hay que destinar ese tiempo a ello, a menudo sacrificándolo de otras cosas, establecer unas prioridades y decidir si escribir está en esa lista de prioridades, cuánto tiempo puedes destinar a ello y qué cosas puedes posponer o dejar de lado para hacerlo.
Porque si estamos esperando el momento perfecto para ponernos a escribir no lo encontraremos nunca. Siempre va a haber algún "pero". Por ejemplo, si yo intento escribir por la mañana a primera hora antes de irme a trabajar, estoy demasiado cansada porque no llevo nada bien madrugar. Cuando llego a casa tengo un rato en el que estoy sola hasta que llega mi pareja, y aprovecho parte de ese rato para escribir. También estoy cansada, y a menudo tengo que hacer tareas de casa, pero es el mejor rato que puedo sacar, porque antes de dormir me caigo de sueño y en la hora de la comida en el trabajo no tengo suficiente tiempo. Así que se trata de hacer lo mejor que puedas con lo que tienes, y probar con diferentes ratitos hasta encontrar el que mejor se adapta a tu rutina y a tu forma de ser.
¿Algún ave madrugadora por la sala o sois más búhos nocturnos como yo y escribís de noche?
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